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00venerdì 11 agosto 2006 17:32
Familia Castro no es ajena a las divisiones políticas
Por Anthony Boadle
LA HABANA (Reuters) - La familia del líder Fidel Castro no ha sido inmune a las divisiones que su gobierno izquierdista ha causado entre los cubanos desde el triunfo de su revolución en 1959.
Sus seis hijos varones viven en Cuba y apoyan el gobierno de su padre desde un discreto segundo plano.
Pero otros miembros de la familia se marcharon al extranjero y consagraron sus vidas a criticar a Castro y su revolución.
Su hija Alina Fernández, que escapó en 1993 de la isla disfrazada de turista española, es una de sus más feroces críticos desde las ondas de una radio de Miami, donde tiene un programa de debate.
Dos sobrinos de su primera esposa, Lincoln y Mario Díaz Balart, son congresistas republicanos de Florida y abogan por un endurecimiento de la política de Estados Unidos para acabar con el gobierno comunista de Castro.
La vida privada de Castro ha sido desde siempre un tabú en Cuba y él se ha preocupado por mantener a su familia lejos de la atención de los medios.
La mayoría de los cubanos no conoce siquiera el nombre de su esposa (no se sabe si están casados), Dalia Soto del Valle, una profesora de provincia a la que Fidel conoció durante la masiva campaña de alfabetización de 1961.
Con los cabellos rubios recogidos bajo una gorra de béisbol, Dalia pasó casi desapercibida el 1 de mayo durante un masivo acto en la Plaza de la Revolución, sentada lejos de Castro.
Todos los nombres de sus hijos comienzan con A: Alexis, Alexander, Alejandro, Antonio y Angel. Unos dicen que es un homenaje al padre de Castro, Angel, aunque hay quienes opinan que obedece a su fascinación por Alejandro el Grande.
El más conocido por los cubanos es Antonio, un cirujano ortopédico y médico de la selección cubana de béisbol.
Ha sido visto saltando del banquillo para abrazar a los jugadores que anotaron un jonrón durante el Clásico Mundial de Béisbol en marzo, ajeno al cartel de "Abajo Fidel" que exhibía entre el público un exiliado cubano.
El mayor de sus hijos, Fidel Castro Díaz Balart, es un físico nuclear formado en la Unión Soviética y que dirigió el programa de energía atómica de la isla, hasta que fue suspendido hace una década. Conocido como Fidelito, guarda un enorme parecido físico con su padre hasta en la barba.
Su madre, Mirta Díaz Balart, fue la primera esposa de Castro. Su hermano Rafael era viceministro del Interior del dictador Fulgencio Batista a quien Fidel derrocó. Se divorciaron en 1955 y ella vive en Madrid.
RAUL, HOMBRE DE FAMILIA
Con la familia inmediata de Castro apartada de la luz pública, el papel extraoficial de primera dama recayó durante décadas en su cuñada Vilma Espín, una ingeniera química formada en el Massachusetts Institute of Technology y la mujer más influyente de Cuba.
Está casada con Raúl Castro, que asumió el 31 de julio provisionalmente la presidencia cuando su hermano fue obligado a ceder el poder tras una cirugía intestinal.
Espín se rebeló de joven contra su origen burgués, su padre era un ejecutivo de la destilería Bacardí, se unió a la guerrilla de Castro en la Sierra Maestra y se enamoró de su hermano menor, Raúl, en el fragor de la batalla.
Como presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas, una de las mayores organizaciones de masas de la isla, ha sido una figura crucial en las conquistas de la igualdad de género.
Su hija Mariela Castro, una sexóloga, promueve actualmente un proyecto de ley para legalizar el cambio de identidad de los transexuales y proveer operaciones pagadas por el Estado. A ella le atribuyen la mayor tolerancia hacia homosexuales y travestis en la sociedad machista de Cuba.
Raúl Castro es más preocupado por la familia que Fidel. Es él quien organiza reuniones y siempre recuerda los cumpleaños, según dijo Alina en su libro "Memorias de la hija rebelde de Fidel Castro."
Alina, que la semana pasada firmó con CNN un contrato como comentarista sobre la crisis de salud de su padre, fue producto de una relación de Castro con Natalia Revuelta, esposa de un famoso cardiólogo, durante sus primeros años como un rebelde clandestino.
Mientras Alina fustiga a su padre desde Miami, su madre Natalia se niega a irse y continúa siendo una firme partidaria del comandante.
"Los jóvenes cubanos quieren irse porque el prado del vecino siempre es más verde, pero aquí viven sanamente en esta sociedad sin drogas," dijo.
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Miércoles, 09 de Agosto del 2006